El padre Jose de Arce y Rojas Nació en Santa Cruz de La Palma el 8 de noviembre de 1651 en el seno de una familia acomodada. Su padre D. José de Arce y Escobar, natural de la isla Terceira del archipiélago de Azores se estableció en La Palma en 1640 y contrajo matrimonio el 17 de mayo de 1644 con Dña. María de Rojas y Lima del que nacieron 3 hijos: Juan, José y Luis de Arce y Rojas. Los tres hermanos se educaron en el convento de Santo Domingo de la capital palmera. En 1668 José de Arce llega al colegio de San Hermenegildo (Sevilla) para estudiar Derecho, carrera que abandonó al año siguiente por sentir una fuerte vocación religiosa e ingresa, el 30 de julio de 1669, en el colegio de San Ambrosio, noviciado de Villagarcía de Campos (Valladolid). Tenía 18 años, blanco de piel, alto, de pelo castaño y un lunar en el carrillo derecho. Su carácter vivo y fácil elocuencia le confiere una gran reputación como educador y orador en los primeros destinos en Sevilla, Valencia, Valladolid y Salamanca. Había terminado los estudios de Filosofía y Artes. Sus enormes deseos de pasar a las misiones de las Indias los rentabilizó al aprovechar la llegada a España del Procurador General de la provincia del paraguay, el P. Cristóbal Altamirano s.j. Pudo entrar en la expedición de 33 religiosos concedida el 20 de octubre de 1672, aunque no salió hasta el 15 de diciembre de 1673 con dirección a Buenos Aires (Argentina). Inicia aquí la etapa americana que durará 41 años de dedicación a la conversión de los indios chiriguanos y chiquitos. Llegó a Buenos Aires el 15 de marzo. Se desplazó a la ciudad argentina de Córdoba donde estudió y terminó de especializarse en Teología. Enfermó gravemente de tisis hasta casi fallecer. El 7 de noviembre de 1677 es ordenado sacerdote, un día antes de cumplir los 26 años. Sus últimos votos los profesó en San Ignacio Guasu (Paraguay), el 15 de agosto de 1686, día de Nuestra Señora de la Asunción, patrona de Asunción, capital de Paraguay. El siguiente trienio lo encontramos enseñando Filosofía y Humanidades en Tarija (Bolivia). Sus dotes para la labor misionera las puede llevar a la práctica en octubre de 1689 cuando sale de Córdoba. Estudió y dominó las lenguas de chiquitos, quichuo, guaraní, chiriguaná y payaguá. En compañía de 5 jesuitas más, marchan a Tarija para fundar allí un colegio e iniciar su sueño dorado, la conversión de los chiriguanos. En estos momentos el P. Arce inicia los contactos políticos con el Cabildo y sociales con los caciques de distintos grupos de indígenas que querían abrazar la nueva religión y demandaban la presencia de los padres jesuitas para que defendiesen sus tierras y cuidaran de ellos como sus parientes guaraníes. Estos indios desean abrir el camino por Pilcomayo para el Paraguay porque sabían de la abundancia de vacas, remedio de tantas hambrunas que padecían por las plagas de langosta. El 26 de septiembre de 1690 logra pacificar un grave conflicto de guerra entre dos caciques en Pilcomayo. El 21 de noviembre funda una reducción en el río Guapay, la de «Presentación de Nuestra Señora». El 31 de julio de 1691 funda la reducción de «San Ignacio» en el valle de Tarequena. Su labor debía continuar hasta el lago Xarajes, poniéndose en marcha el 9 de diciembre con su acompañante y dos mozos que le servirían de guía hasta las primeras rancherías de las Piñocas, para penetrar en la tierra de los chiquitos. A finales de mes llegó a un lugar en el que encontró los indios contagiados de viruela y decidió quedarse con ellos. El día de final de año levantó una cruz delante de la cual rezó el P. Arce la letanía lauretana con los indios arrodillados. El 14 de enero de 1692 tenía ya acabada la iglesia que llamó de» San Francisco Javier de las Piñocas»; en honor de su santo devoto, por el cual llegó incluso a firmar como José Francisco de Arce y Rojas. Esta es la tercera fundación de una reducción por el P. Arce. La cuarta fue la de» San Rafael». Fue nombrado Padre Superior de las reducciones chiriguanas. A mediados de febrero llega la noticia de que los paulistas (portugueses de Sao Paulo) habían pasado en enero el río Paraguay para destruir Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). El P. Arce pidió ayuda al Gobernador que le mandó un grupo de 130 soldados a los que se unieron 500 indios flecheros, al tiempo que el P. Arce dispusiera que la reducción de San Francisco Javier se trasladase a un sitio más cómodo y abierto, más seguro y fuerte, sobre el río aperé o San Miguel. La victoria es para los españoles y chiquitos, siendo el P. Arce agasajado en todas las reducciones por él fundadas a su paso. En 1693 indios enemigos destruyen el pueblo de Presentación de Nuestra Señora. Las constantes amenazas de paulistas y cruceños por hacer esclavos fácilmente en las reducciones hace que el P. Arce traslade las misiones hacia lugares más seguros. En 1701 realiza un memorial sobre la» yerba mate» que envía al General de la Compañía, siendo el impulsor de este cultivo como manera de acabar con el alcoholismo entre los indios y como fuente de ingresos para las reducciones. Pero en su mente siempre estaba el encontrar la ruta que uniera las 30 reducciones guaraníes con las 10 de Chiquitos por el río Paraguay, ya que la otra ruta desde Asunción por Tucumán y Santa Cruz era larga y costosa. Con esta idea llega a Asunción en 1703 y monta una expedición con salida el 26 de junio. Frustrado por no hallar el camino regresa el 7 de enero de 1704, momento en el que se aprueba su proyecto sobre la» yerba mate». Son unos 3.000 los indios que están reducidos. Numerosos y frustrados fueron los intentos por abrir la ruta. Sabemos que en 1706 el P. Arce era cura del pueblo de San Miguel. Existe un vacío cronológico de la vida del P. Arce hasta 1713 en el que nuevamente lo encontramos de cura en San Miguel. De seguro seguía con las misiones en Chiquitos, pues en estos años hubo una Prohibición Real de las expediciones. A finales de enero de 1715 se inicia la definitiva expedición encabezada por el P. Arce y el P. Bartolomé Blende en busca de Chiquitos por el río Paraguay. A lo largo de la ruta tuvieron varios contratiempos con los payaguás y los guaycurús, llegando en barcas hasta la laguna de Mayore. A mediados de agosto inicia el camino por tierra con 12 indios, dejando al P. Blende y un grupo de guaraníes. Por fin, después de un accidentado y penoso viaje cumple su viejo sueño al llegar a la misión de San Rafael de los Chiquitos. De regreso, en Pataguá (Bolivia), encuentra al P. Blende y los indios muertos y cae en la mortal emboscada que le tendieron los payaguás. Sus últimas palabras, antes de perder la vida, fueron: «Hijos míos, muy amados, ¿por qué hacéis esto?». Era diciembre de 1715 cuando ocurrió el martirio del P. Arce, de 65 años de edad, después de 41 años en misiones y 45 de vida religiosa en la Compañía de Jesús. Su recuerdo quedó grabado en la lista de mármol de los mártires del Paraguay que se encuentra en la capilla de los Mártires en el Colegio Cristo Rey (Asunción), en el que es considerado como «venerable».
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