jueves, 19 de noviembre de 2015

Quizás.

Tifawin.
Quizás hoy me levanté, nostálgico.
Recordando aquellos años de mi niñez, donde, no sé sería todo más difícil.
Pero más intenso, más ordenado.
Oír una mañana cualquiera de esas que te despertaban más temprano porque tenías que coger vez para el dentista, para un extracción de alguna muela de tus padres, recordar la tos, de algún estibador rumbo a su puesto de trabajo, cuando el puerto de Santa Cruz de la Palma era un puerto vivo, donde la mercancía rodada acabó con el puerto.
Donde oías al matarife, salir de su casa a las 2 de la mañana, rumbo al matadero.
Donde eso de trabajar a las 7 o 8 de la mañana eran muy pocos los elegidos.
Donde veías a los hombres, con el café y el vasito de alguna bebida fuerte para calentar la madrugada.
Aquellos barcos descargados a mano de guano, las bodegas vaciadas a mano, muchos, murieron de afecciones pulmonares de esas bodegas a pala y sacó descargadas.
Donde el cabrero, llegaba con su rebaño y tu ibas con la cántara para que te la llenará de leche.
Donde las sonrisas de los niñ@s eran limpias y la misión de cada miembro del hogar estaba perfectamente estipulada.
Fueron tiempos felices, tiempos duros, tiempos donde, hombres tenían dos trabajos, para el sustento de la familia.
Donde las mujeres, esas valientes ministros de  economías, hacían varios trabajos, cargaban con la casa, bordaban, planchaba, fregaban, muy duramente de rodillas, suelos de madera que dejaban espejando.
En aquellos empaquetados de plátanos, no tan mecanizados la rapidez y el mecanismo humano eran más perfecto que cualquier máquina .
Aquell@s tabaquer@s que se sentaban en una silla 10 o 12 horas, para sacar un sueldo.
Aquellos agricultores, que se levantaban a la hora que le tocara la dula del agua, aguantando esa humedad intensa que tiene la madrugada, palmera.
Quizás la nostalgia de aquellos sonidos e imágenes vuelven hoy por la mañana, pasando una lista interminable de gente y acciones que hoy no  están, pero que te vienen a presente en recuerdos de unos años maravillosos.
Una sociedad perfectamente, engranada con la precisión de un reloj suizo.

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