sábado, 24 de junio de 2017

Visualizando

Ayer, departía con varias personas, en un ameno debate, se hablo de todo un poco, de política, como no. De ciertos aspectos de esta sociedad actual en la que vivimos en la que realmente, es guiada para que se mueva sobre esos parámetros marcados.



De entrada es una sociedad o somos pues yo también pertenezco, cobarde donde es muy importante el sentimiento individual por encima del colectivo, ciertamente. Es más estamos guiados a ciertos aspectos, que seamos así. Creemos en vidas idílicas, que existirán, pero como un jugador o jugadora de élite es más fácil que te toque una lotería, no sabemos adaptarnos a nuestras circunstancias y estar contentos o más bien adaptarnos de forma temporal o circunstancial a los avatares de esta montaña rusa que es la vida. Leemos libros de amores de idilio cuando sabemos que el príncipe no era tan azul, ni blacanieves es tan inocente. Tratamos de las puñeteras etiquetas, a veces refugiarnos en ellas como si fuera un valor añadido. No mira no por ser gay, lesbiana o mujer etc.etc. te da patria potestad para saltarte, una de las primeras básicas leyes, ser persona.
Si no eres persona, sino piensas cosa muy difícil actualmente en el colectivo como seres o especie humana mal vamos.





De nada me dices soy anticapitalista, por ejemplo si tienes 30 pantalones y te compras 30 más porque están a tres €, valor de uso de las cosas es una cosa que no tenemos claro, seguimos teniendo acentuado el acopió. Es incompatible con ser anticapitalista.
Como dije creemos en cosas del idílico y el idílico tratamos de alcanzarlo perdiendo mucho tiempo, ello dejando mucha vida por detrás, como Alicia en el país de las maravillas perseguía a señor conejo blanco.
Desde eso cuentos infantiles donde por afán de superación encontraremos el sumun de la felicidad, es o son mentiras.






Y si nos gusta, nos encanta que nos mientan, somos felices con la mentira, no nos gusta la verdad y la cruda realidad. Eso que inflen nuestro ego nos encanta, nos encanta que digan que guapos somos cuando, realmente pasamos por una etapa o fuimos o somos normales, tirando mas bien a por debajo de lo normal. Y es que esta sociedad etiquetarla le encanta buscar y menos preciar y recalcar los fallos según sus valores y pautas marcadas lo que si y lo que no es aceptable, según el estereotipo marcado. Yo puedo asegurar que aprendo de cada persona, de la que me trompico en la vida, le veo lo positivo y lo negativo, según mis valores. Sin embargo soy de los pocos creo que me gusta que me digan la realidad, a que me mientan por piedad. Somos particularmente, débiles nos gustan tanto las mentiras, que se han hecho una necesidad vital. Cuando alguien te pone los pies en el suelo entonces esa persona es irreverente, mal@, descarad@ y no buena persona.



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