Los niños, esa pequeñas personas que tratamos de moldear y adecuar a lo que nosotros nunca fuimos, normalmente que destaquen en arte, literatura o deportes. Esto último si cabe es de una manera visceral y donde el género humano, alcanza su máxima expresión de las salvajadas. No cabe duda que el jugar, no es lo mismo que competir, jugar viene implícito en nuestra categoría de animales y es la antesala de la caza. El competir es harina de otro costal, ves auténticos salvajes en partidos de niños no en el campo de competición, sino en la grada, dedicando bellas palabras al árbitro o juez del evento y en muchos casos a otros niños del equipo contrario.
El niño genéricamente está jugando está en el arte de la caza, cuanto más cuando es un deporte en equipo, tiene que aprender que gracias a sus compañeros y en asociación se pueden conseguir logros. Establecemos los padres, que nuestros hijos cubran nuestra frustración, quizás porque la naturaleza, no nos doto y posiblemente a tu descendencia de tal habilidad. Creo, más me reafirmo que la educación para la ciudadanía empieza en el hogar, no en el colegio, una parte de apoyo el colegio, si tus comportamientos en el hogar es de un salvaje, tu hijo te imitará y será un salvaje. Pues verá que eso es lo normal, lo establecido. Tu hijo es una persona que rompe con la madre, quién da la vida su vínculo físico cuando cortan el cordón umbilical, tienes que aceptar desde ese momento que es una persona totalmente diferente a ti. Tú misión una vez acabé la crianza y en ella es enseñar unos valores que sean más o menos coherente.
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