sábado, 21 de junio de 2014

Juan Rejón

Mes de junio del año 1481, playa de Santa Catalina en Hermigua, se produce el asesinato de Juan Rejón que va a cambiar el transcurso de la historia de Canarias. ¿Pero quién fue Juan Rejón? Juan Rejón fue un capitán aragonés de la armada castellana, estaba al servicio de los Reyes Católicos y éstos le encomendaron la conquista de Gran Canaria en el año 1478. El 24 de junio de ese mismo año fundó en esa isla el “Real de Las Palmas”, lo que luego se convertiría en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, por lo que a Rejón se le conoce como el fundador de dicha ciudad. Ya en 1481 los Reyes Católicos le conceden a Rejón la posibilidad de conquista de las islas de La Palma y de Tenerife - aún sin conquistar-. Para realizar esta empresa, Rejón sale del puerto de Cádiz a finales de mayo de 1481 con cuatro buques cargados con 300 hombres dirigiéndose rumbo a la isla de La Palma para conquistarla. Rejón va acompañado de su mujer doña Elvira de Sotomayor y de sus dos hijos pequeños. Los navíos hacen escala en Las Palmas de Gran Canaria aunque no fueron bien recibidos por la envidia de Pedro de Vera, otro conquistador de Gran Canaria y un auténtico sanguinario como lo demostró con la Rebelión De Los Gomeros en 1488 de la que ya habalremos en un futuro. Ante el desprecio de Pedro de Vera, Rejón ordena levar anclas y dirigirse a La Palma. El desembarco de Rejón en Hermigua En el viaje que Juan Rejón hace hacia La Palma se ve sorprendido por una fuerte tormenta. El conquistador que se haya próximo a la costa norte de La Gomera no ve otra solución que intentar desembarcar en esa isla para refugiarse de dicha tormenta y el lugar más propicio que encuentra es la bahía de Hermigua. Es importante resaltar que aún en 1481 La Gomera no estaba totalmente conquistada, sólo San Sebastián De La Gomera estaba tomada por los castellanos y uno de los cantones que más resistencia estaba mostrando contra la ocupación castellana era el de Mulagua, o sea, donde se encontraba Hermigua. Rejón conocía este riesgo pero aún así decide desembarcar para dar descanso a su tripulación y encontrar algo de agua y comida. No era frecuente, tampoco lo es hoy, ver fondeado en la bahía de Hermigua a cuatro navíos, así que los aborígenes de Hermigua se acercaron a la costa al ver esta sorpresa. De los 300 castellanos sólo van a desembarcar en Hermigua ocho de ellos, entre ellos Rejón. Abreu Y Galindo nos relata este episodio: "Juan Rejon yendo su viaje a La Palma, con temporal al navío en que iba arribó a La Gomera y tomó tierra en el Valle de Hermigua, desembarcó con su mujer, sus dos hijos y ocho hombres para que se desalmadiesen y tomasen algún refresco y descanso del trabajo de la mar, que los que navegaban suelen recibir. Como los gomeros entendieron quién era, trajéronle el refresco que pudieron" Como vemos el recibimiento de Rejón fue bueno por parte de los aborígenes. Según Marín Y Cubas los gomeros "diéronles refrescos de carnes, leche y lo que hubieron menester". En definitiva está claro el generoso y cariñoso atendimiento que la gente (aborígen) de Hermigua dispensó a Rejón y a su familia, acogidos al seguro de una tierra hospitalaria. El asesinato de Rejón Playa de Hermigua donde se produjo el asesinato de Juan Rejón Si hay algo que caracterizó la conquista de las islas y sobre todo la de Gran Canaria son las rencillas y envidias que se tenían los diversos conquistadores. Ya vimos los celos entre Pedro de Vera y Rejón, pero este último tenía a otro enemigo que para nosotros su nombre es muy familiar: Hernán Peraza, señor de la isla de La Gomera, que había participado también en la conquista de aquella isla. Cuando desembarca Rejón en Hermigua, Hernán Peraza era la máxima autoridad política en La Gomera aunque en la práctica a penas controlaba San Sebastián De la Gomera y sus alrededores puesto que el resto de la isla estaba aún sin conquistar. El desembarco de Rejón a Hermigua llega rápidamente a oídas de Hernán Peraza que enfadado por la presencia del conquistador aragonés en su isla, creemos más bien que quizás por temor a que Rejón intentase la conquista de la Gomera teniendo 300 soldados a sus órdenes, manda Peraza a unos sicarios -parece ser que eran gomeros- para que se dirigiesen a Hermigua y capturasen a Rejón vivo o muerto. Llegaron a la playa de Hermigua y se encontraron con Rejón y sus ocho acompañantes en tierra. Núñez de la Peña nos narra este importante episodio: "Llegados a  donde Juan Rejón estaba, y diciéndole que viniese  con éllos a donde Hernán Peraza estaba, él lo rehusó y sobre esto vinieron a las armas, púsose en defensa, y luego allí fue muerto". Matín y Cubas dice incluso que "un gomero atravesó el cuerpo de Juan Rejón con un dardillo a mano que al día siguiente murió". Pedro Gómez Escudero escribió que Rejón "vió aproximarse a los sicarios de Peraza armados, les preguntó que donde iban, y como dijeron que a prenderle, se defendió de éllos". Los 300 hombres que iban con Rejón no pudieron defenderlo puesto que permanecían a bordo de los cuatro navíos fondeados frente a la costa de Hermigua. Doña Elvira -la mujer de Rejón- y sus dos hijos presenciaron el asesinato del conquistador de Gran Canaria al hallarse en la playa de Santa Catalina. El cínico Hernán Peraza al conocer la noticia se dirigió rápidamente a Hermigua, disculpándose con la mujer de Rejón y jurando su inocencia. Le confesó a doña Elvira que él sólo quería prender a su marido y no matarlo por desembarcar sin licencia en La Gomera y que si capturaba al asesino lo haría descuartizar en cuatro pedazos -por supuesto nunca se encontró al asesino-. Los navíos atracados en Hermigua tras el asesinato se marcharon a Cádiz menos uno que fue a Las Palmas. El cadáver fue trasladado a San Sebastián donde fue velado y enterrado en la iglesia de La Asunción. La muerte causó una gran conmoción en Las Palmas donde Rejón era muy querido -aún hoy lo es- y en la corte de los Reyes Católicos que inmediatamente ordenan que Hernán Peraza sea llevado preso ante ellos. Peraza será exculpado de forma sorprendente a cambio de enviar hombres desde La Gomera para la conquista de Gran Canaria. Consideraciones acerca del asesinato ¿Quién mató a Juan Rejón? Sin duda alguna fue Hernán Peraza. Da igual que de por medio hubiese un asesino por encargo. La orden fue dada por Peraza, un hombre sin escrúpulos que sólo miraba sus intereses personales y poco le importaba los de la Corona, al contrario que Rejón, que durante su vida se mostró leal a los intereses de los Reyes Católicos. El motivo de su muerte creemos que se debió además de a las rencillas personales que pudieron tener anteriormente Peraza y Rejón fue al miedo que tuvo el señor de la Gomera a que los 300 hombres de Juan Rejón desembarcasen en Hermigua y comenzaran la conquista de La Gomera quedando Peraza en un segundo plano. Hernán Peraza interpretó el desembarco en la playa de Hermigua como un desaire y una falta de autoridad a su persona como máxima autoridad insular, sin embargo Rejón sólo buscaba un refugio y comida durante unos días para proseguir su rumbo a La Palma. En definitiva, la muerte de Juan Rejón se enmarca dentro de las disputas que los conquistadores españoles mostraron en Canarias; a muchos de ellos sólos les movía intereses personales, ejemplos de ello los veremos décadas más tarde en América donde unos conquistadores iniciarán una serie de guerras entre ellos para controlar los nuevos territorios conquistados. La historia de la conquista de Canarias cambia con este asesinato, la toma de la isla de La Palma por parte de los castellanos se retrasará aun muchos años más y el poder político de hombres como Hernán Peraza o Pedro de Vera se reforzará, éste último acabará de conquistar Gran Canaria.  La imagen de Peraza, sin embargo, tanto en La Gomera como en Canarias tras este luctuoso episodio comenzará a deteriorarse, mostrándose ante los gomeros como un asesino y un hombre despiadado, hombre de poco fiar en denitiva; servirá de caldo de cultivo donde poco a poco irá empeorando la relación entre el señor de la isla y los aborígenes gomeros, que cansados de los abusos y desmanes de Peraza comenzarán un rebelión histórica siete años más tarde.

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