miércoles, 27 de mayo de 2015

La tirana Beatriz de Bobadilla.


Doña Beatriz de Bobadilla es muy conocida en la historiografía de las Islas Canarias. Allí se ganó a pulso el sobre nombre de “La Dama Sangrienta”, sin embargo, también ha sido muy popular entre los estudiosos de la vida del Almirante Cristóbal Colon, puesto que siempre ha existido el rumor de unos supuestos amores secretos entre Beatriz y Colón, para los que aprovechaban las frecuentes y a veces injustificadas escalas en las Islas.

La tía de Beatriz, que compartía nombre con ella, era la consejera de la reina Isabel la Católica, gozaba de su más absoluta confianza, tanto como dama de compañía como asistenta en las tareas de gobierno. Por ese motivo, su sobrina pudo acceder a la corte donde Isabel y Fernando organizaban reuniones mientras duraba la guerra de Granada.

Sin embargo, la belleza de la joven Beatriz no pasaba inadvertida, y menos cuando era el propio rey el que la miraba con deseo. La reina, dándose cuenta del peligro, preparó una boda rápida y discreta para Beatriz, casándola con el hijo de los primeros gobernadores de la recién conquistada Isla de la Gomera, en los confines del mundo conocido. Así partió Beatriz de la corte, rumbo a su nueva patria, las Islas afortunadas, junto a su marido, el nuevo gobernador de Gomera: Don Hernán Peraza.

Este tenía un temperamento violento y dictatorial, ganándose pronto el odio de casi todos en la Isla. Así, no es de extrañar que un día, fuera asesinado por hombres armados enviados por sus enemigos. Beatriz quedaba sola y viuda con solo 22 años.

Entonces, sacando fuerzas de flaqueza y demostrando una dureza de carácter poco común, planeó la que después sería su cruel venganza.

Valiéndose de su gran belleza, consiguió convertirse en la amante del gobernador de la isla de Tenerife, Alonso Fernández de Lugo, el hombre más poderoso del archipiélago.

Esto causó un gran escándalo, pero lejos de echarse atrás, Beatriz, junto con hombres leales, ordenó la muerte de todos aquellos que la criticaban, incluido el nuevo gobernador, el cual era sospechoso de haber ordenado el asesinato de su marido. En la cima de su éxito, se casó con Alonso y se convirtió de hecho en la señora de las islas.

Entonces empleó su mano de hierro en mantener el orden y en terminar de exterminar a los aborígenes de las indias. Su política de represión le consiguió el sobrenombre de “dama sangrienta”. Es entonces, en sus años de mayor poder, cuando Cristóbal Colón apareció en su vida, y aunque no este probado documentalmente, es fácil creer en la existencia de una relación entre ambos, sobre todo estudiando los extraños movimientos de ambos, con el objetivo de estar juntos al menos durante unos días.

Su final llegó al ser acusada antes los reyes de los asesinatos antes relatados. Al ser reclamada a la corte para celebrar un juicio al respecto, Doña Beatriz, que se había ganado multitud de enemigos, entre los que se encontrada la propia reina Isabel, que todavía recordaba el motivo de su precipitada boda.

Lo cierto es que no pudo ser juzgada, puesto que apareció asesinada en sus aposentos, en la ciudad de Medina del Campo.





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