miércoles, 30 de noviembre de 2016

Algo de apuntes

Las mentiras que tienen sus fuentes en el grupo de expertos anticomunistas de la Universidad de Harvard y en la propaganda nazi. Las fuentes que actúan en base a la estrategia consistente en "arroja bastante fango e invéntate genocidios, porque siempre quedará algo". Sin embargo, una evaluación histórica de Stalin no puede hacerse aisladamente de la revolución rusa y de las tareas del poder soviético en el establecimiento y construcción del primer estado socialista. No voy a defender la contribución de Stalin únicamente apelando a la imparcialidad de los que buscan la verdad de los hechos, aunque los hechos de los que trataré son el testimonio de los logros de Stalin, sino como un comunista que usa la perspectiva marxista-leninista internacional para describir y explicar el papel del individuo en los grandes movimientos y acontecimientos históricos. 



El marxismo nos enseña que desde la desaparición de las formas comunistas primitivas de sociedad y la aparición de las clases --el dueño de esclavos y el esclavo, el señor feudal y el siervo o campesino, el capitalista y el trabajador--, la historia del esfuerzo y del progreso humano ha sido la historia de la lucha de clases. Las condiciones sociales del ser humano determinan su consciencia, y las ideas llevan la impronta de los intereses de una clase particular. Las ideas de la clase dirigente son las ideas predominantes. La clase dirigente de cualquier época busca dar molde al mundo en apoyo de sus intereses y de su visión de la realidad. Vivimos en la época del imperialismo y de la revolución social.


 Josif Vissarionovich Dzhugashvili, conocido en la historia como Josif Stalin, nació el 21 de diciembre de 1879 en la antigua ciudad georgiana de Gori. Su familia era de origen campesino, aunque su padre era zapatero. Sus padres eran incultos, y su madre Ekaterina, contra los deseos del padre, escatimó gastos y ahorró dinero para que Josif estudiara en el seminario y se ganara la vida como sacerdote. Pero esto no iba a ser posible. El fermento revolucionario de la época influyó profundamente en Stalin. Tras una etapa como estudiante modelo, fue expulsado del seminario por propagar el marxismo, el 27 de mayo de 1899. Desde entonces se dedicó de lleno a sus actividades como revolucionario profesional, dándose a sí mismo el nombre de Koba, que significa "Implacable".


Stalin era una persona muy pragmática y con los pies en el suelo, e indudablemente prefería la compañía de los trabajadores y campesinos a la de los intelectuales. En 1912 Stalin se unió al Comité Central, pero después de una intensificación de la actividad policial para dar con el paradero de los dirigentes bolcheviques fue detenido en febrero de 1913, y tras pasar un período en la prisión de San Petersburgo fue exiliado a Monastyrskoe en la Siberia profunda, dentro del Círculo Polar Ártico. La fuga era imposible, lo que obligó a Stalin a centrarse en la lucha por la supervivencia.



La Revolución de Octubre fue desde su inicio un faro de esperanza y liberación para los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo. Por primera vez en la historia escrita, las masas tomaron las riendas del poder estatal y a través del poder de los Soviets se convirtieron en los amos de su propio destino. Lenin fue el arquitecto del Partido, capaz de alcanzar el objetivo de conducir a las masas a esta gran victoria, y fue también Lenin quien dirigió el Partido y el Estado soviético en su nacimiento, cuando luchaba por su misma existencia. Pero Lenin, que en 1918 quedó seriamente debilitado por un intento de asesinato, sufrió una serie de graves derrames cerebrales que finalmente acabaron con su vida en 1924. Fue entonces responsabilidad de Stalin dirigir el Partido Comunista de la Unión Soviética durante los años sumamente difíciles de construcción del socialismo, destruyendo el poder de la Alemania nazi y transformando una sexta parte de la superficie del mundo en una super potencia mundial capaz de desafiar al imperialismo estadounidense.


Durante aproximadamente 30 años, Stalin fue el líder reconocido de la Unión Soviética y del Movimiento Comunista Internacional. A través de la Comintern, Stalin, al igual que Lenin, ayudó a la formación y desarrollo de partidos comunistas en todo el mundo. Recibía y daba asesoramiento a los líderes de los partidos comunistas, mientras insistía en la responsabilidad que tenían los comunistas para usar sus cerebros y solucionar los problemas relacionados con el liderazgo de la lucha de los trabajadores, principalmente mediante sus propios esfuerzos.


La colectivización fue central para el primer plan quinquenal puesto en práctica en 1929. Fue central para el programa de industrialización de la Unión Soviética y sin ella no había solución posible al atraso de la economía. En 1928 el número de granjas colectivas se había elevado de 14.830 a 33.258, lo que suponía un incremento de 194.200 a 416.700 propiedades campesinas colectivizadas. Pero esta tasa de crecimiento era inaceptable. A medida que el invierno de 1928-29 se acercaba, la amenaza del hambre se hizo seria.

La resistencia de los Kulaks (campesinos ricos) constituyó una grave amenaza para el plan quinquenal y para la propia construcción del socialismo. El 27 de diciembre de 1929, Stalin proclamó: "hemos pasado de una política de limitación de las tendencias de explotación de los Kulaks a una política de liquidación de los kulaks como clase". Los Kulaks destruían el grano y el ganado antes de permitir que fuera puesto bajo la autoridad de las granjas colectivas. Se tomaron medidas indudablemente severas, que incluían la confiscación de la propiedad y la deportación a Siberia y las regiones árticas. Éste fue un período de intensa lucha de clases que, una vez en marcha, tuvo que ser completado en el tiempo más corto posible para restaurar y ampliar la producción en el campo. No había ninguna escapatoria para la resistencia de los Kulaks, y la campaña para completar la colectivización de toda la producción del grano alcanzó su punto culminante en el otoño de 1932. En octubre de 1929, el 4.1 por ciento de las propiedades campesinas habían sido colectivizadas. En marzo de 1930, el número era superior al 50 por ciento, y en julio de 1934 representaba el 71.4 por ciento de las tierras de labranza y de las propiedades campesinas. Stalin hizo un alto en el proceso de colectivización en marzo de 1930, cuando publicó en el 
Pravda su famoso artículo "El Vértigo del Éxito", en el que criticaba el celo excesivo de los funcionarios del partido y reclamaba un paréntesis en el fuerte proceso de agrupamiento de campesinos y de ganadería en las granjas colectivas. Criticó las distorsiones en la línea del partido y exigió el mayor cuidado en el trato a los campesinos, y declaró que en particular debía cesar el tratamiento de miles de campesinos pobres y medios como kulaks. Esto causó un retraso en el número de colectivizaciones pero la campaña siguió adelante, de modo que, a mediados de 1931, el 52.7 por ciento de las propiedades campesinas habían sido colectivizadas. Aproximadamente 4 años más tarde el número se había elevado al 90.5 por ciento.

La colectivización era la piedra angular del primer plan quinquenal y de la propia construcción del socialismo. Pero la resistencia salvaje de los kulaks creó problemas enormes. Sólo en los primeros meses de 1930, 14 millones de cabezas de ganado fueron sacrificadas, y de los 34 millones de caballos existentes en la Rusia soviética de 1929 se sacrificaron 18 millones. Este sabotaje hizo de la industrialización de la agricultura una necesidad desesperada para prevenir el hambre. Pero ésta no podía prevenirse totalmente, y en realidad surgió antes de la campaña de colectivización. El invierno de 1932-33 fue un período de hambre terrible, pero fue seguido por una cosecha récord en 1933, que siguió mejorando en los años siguientes.

La colectivización era esencial para la industrialización socialista de la Unión Soviética. Pero era también esencial para liberar la mentalidad del campesina-do del atraso de la economía rural existente.


La colectivización, la electrificación y la industrialización se desarrollaron a un ritmo acelerado. En 1937, la industria de construcción de maquinaria soviética era la primera de Europa y la segunda en la producción mundial. En la metalurgia, la URSS alcanzó el segundo puesto de Europa y el tercer lugar del mundo. La industria química soviética ocupó el primer lugar de Europa y el segundo del mundo. Mucho se habla hoy de que la Unión Soviética no tenía ningún respeto por el medio ambiente. Esto no era así en tiempos de Stalin. El calor generado en la producción de energía se empleaba para calentar las casas de los trabajadores en las ciudades nuevas que aparecían junto a los nuevos complejos industriales. Las energías alternativas --el agua y la energía eólica-- también fueron utilizadas.
Junto a esta producción industrial intensiva, existía la necesidad de erradicar totalmente el analfabetismo y de conseguir una clase obrera culta y técnicamente competente.


El socialismo no es el objetivo final del marxismo-leninismo. Marx, en El Manifiesto Comunista, señala que el socialismo es el período de la dictadura revolucionaria del proletariado en el que la clase obrera, como clase dirigente, busca amoldar el mundo a su propia perspectiva proletaria. Para hacer esto, el proletariado necesita su propio estado --un estado que en última instancia debe desaparecer, ya que el proletariado no tiene ninguna necesidad de mantener un poder opresivo sobre sí mismo. 


La purga de estos elementos que se habían infiltrado en el Partido y en el estado era no sólo una necesidad, sino asimismo una prioridad en el ambiente de tormenta que se avecinaba con la amenaza internacional de la Alemania nazi y de las potencias del Eje, una amenaza terrible que la Unión Soviética debía afrontar ahora. Trotsky tenía una posición totalmente elaborada acerca de que el terrorismo por sí solo no derribaría al Gobierno soviético. Los partidarios del terrorismo, la actividad desviacionista y el sabotaje tuvieron que aliarse con los que estaban dispuestos a ir a la guerra contra la Unión Soviética.
En 1941, tras la invasión nazi de la URSS, Joseph E. Davies, ex-Embajador americano en la Unión Soviética, escribió:
"Todos estos juicios, purgas y liquidaciones, que parecieron tan violentos en aquel tiempo y sobresaltaron al mundo, ahora se revelan con bastante claridad como parte de un esfuerzo vigoroso y decidido del gobierno de Stalin para protegerse... En 1941 no había ya ningún quinta columnista en Rusia"


Trotsky y el odio virulento del trotskismo hacia Stalin nunca se basaron en un conjunto de principios sólidos. Trotsky era arrogante y presuntuoso. Trotsky se consideraba a sí mismo como el igual de Lenin, y posteriormente como su sucesor. Se unió a los bolcheviques sólo después de que su propio grupo fracasara en el intento de dirigir la revolución y desplazar a Lenin y los bolcheviques. No mostró más que desprecio y prejuicio de clase hacia Stalin, a quien consideraba un georgiano inculto. En cuanto a la pretensión de Trotsky de ser el sucesor de Lenin, no fue aceptada en ningún momento por los compañeros de partido bolcheviques, que eran demasiado conscientes de las divergencias fundamentales entre Lenin y Trotsky sobre cuestiones de principio. Trotsky se unió a los bolcheviques en agosto de 1917, sólo dos meses antes de la Revolución Bolchevique de Octubre.


 Según las memorias de Lockhart, aquella misma noche registró en su diario sus impresiones personales sobre Trotsky:

"Me parece un hombre que de buen grado moriría luchando por Rusia, con la única condición de que haya un público bastante amplio para contemplarlo"




"Trotsky insistía en que el trabajo estuviera sujeto a la misma disciplina estricta impuesta en el Ejército Rojo. Totalmente autoritario en su perspectiva y sin el menor entendimiento ni comprensión de las necesidades y emociones humanas, empezó a imponer esta disciplina. El resultado inmediato fue una tormenta airada de protestas y rebeliones...
Trotsky entró en conflicto frontal con los sindicatos... Había movilizado a los ferroviarios usando la disciplina del ejército. Allí, de nuevo ante la oposición del sindicato, estableció su propia autoridad, el Comité Central del Transporte, conocido como Tsektran. Su tratamiento arbitrario de este sindicato y sus amenazas de hacer lo mismo con los demás sindicatos --sometiéndolos a todos a la disciplina militar-- enfurecieron a los sindicalistas miembros del Partido...
Lenin, apoyado por diez de los diecinueve miembros del Comité Central que incluían a Stalin, Zinoviev y Kamenev, propuso establecer una moderación en el gobierno del partido. La abolición inmediata del odiado Tsektran de Trotsky debía ser el primer paso. Trotsky se opuso virulentamente a esa política "liberal". Fue apoyado por Bujarin, Dzerzhinsky, y los tres miembros entonces responsables de la Secretaría del Partido"

La imagen que los historiadores burgueses oficiales suelen presentar de Trotsky como un revolucionario íntegro, un hombre de principios expulsado y perseguido por Stalin, pertenece al reino de los cuentos de hadas. Trotsky era despiadado. La importancia que pudo haber tenido y la contribución que hizo en las semanas de Octubre se vuelven insignificantes ante el hecho de que cada vez con más intensidad entró en contradicción con el poder soviético y, desde luego, con el liderazgo de Stalin. La ola revolucionaria había disminuido y el poder soviético se enfrentaba con problemas inmensos para establecer los fundamentos y construir el socialismo por vez primera en la historia, o de lo contrario capitular ante el imperialismo y la reacción blanca rusa. Trotsky había perdido fuerza dentro del Partido. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario