Después de una noche, por arte de un mal entendido, curiosamente cuando algo que se me dice a mi o me ofende yo trago y aunque este sufriendo, con ganas de irme, no me voy.
Nos levantamos, hablamos, pienso que todo está solucionado, pero al dar una vuelta en el coche dar varias vueltas, el simple hecho de pagar yo la gasolina desata de nuevo el espeso manto de la distancia.
Almorzamos, ya la verdad se me hace largo el día me reclaman después de comer, accedo a las peticiones, no con muchas ganas, duermo y tras pasar varias horas me levanto y el ambiente sigue cargado.
Pienso seriamente que tengo ganas de que termine el día no tengo ganas de seguir aguantando tanta indiferencia, no me merezco eso.
La situación me hace dudar de nuestra relación, yo no voy a soportar estar incómodo, con taquicardias permanentes, pienso que nos deberíamos dar un tiempo, aclarar nuestras ideas.
En el viaje de regreso a tu casa, por fin, la tensión se seguía notando, a pesar de hablar, hubieron silencios muy incómodos, yo no soy igual que tú lo mío me lo tragó, tu lo compartes, pero yo siempre he sido así, no voy a cambiar.
No deseó ni que tu estés mal, ni yo tengo la necesidad de estar con estas deficiencias físicas y emocionales que seriamente, dañan y deterioran más mi salud.
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