Desde un punto de vista normal y corriente, normal me quiero acordar de todos los que formaron parte de mi vida y hoy no están o están y su ausencia es más que notable, quiero desde la humildad, agradecerles en momentos puntuales formaron parte de mi vida y que aún hoy la forman, pues manteniendo la llama del recuerdo, aún en mi memoria siguen presente. Gente de mucha valía o de poca quizás pero que al fin y al cabo componen el rompecabezas de la vida. Esta vida donde el dolor físico es menos que el dolor de eso que llaman alma. Es curioso nos acordamos de la felicidad, que al igual que el dolor son momentos puntuales, pero perdura el dolor, sobre la felicidad, que es fugaz, andamos en esta historia, más renqueantes de dolor, que de otras cosas, cuando oigo que la felicidad.....es un estado tan efímero, volátil, que es puntual, pero el dolor, se queda incrustado en esa parte del recuerdo y no lo podemos quitar, ni olvidar, aún buscando estimulantes para el olvido, puntual flotan como corchos en el recuerdo. He de reconocer que no olvidó el bien, pero el ser rencoroso tampoco me hace olvidar.
Hoy uno de esos días donde me apetece solo oír música no porque me evada sino muchas veces porque me hacen vivir, situaciones pasadas. Los amores adolescentes, cuando el desamor llegaba en aquel
momento lo veías como que no merecía la pena, seguir viviendo. Hoy lo miras con la ternura de la inocencia, pero bonito al mismo tiempo.
En estos cortos 50 años, un rato realmente la vorágine de acontecimientos es de espectáculo.
Hoy ves y miras hacia atrás muchos de los que estaban ya no están, es estas fechas donde las reuniones con familiares amigos y conocidos, por esa tradición judeocristiana, se revive como las ascuas de fuego, con el simple soplo del viento del recuerdo.
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