martes, 11 de agosto de 2015

Los mártires de Tazacorte.

Los mártires de Tazacorte.




La historia de los mártires de Tazacorte se remonta al siglo XVI, aunque todavía hoy sigue estremeciendo a los palmeros. Tuvo como origen el viaje del galeón “Santiago”, que trasladaba a 40 jesuitas desde Portugal -con escala en Funchal (Madeira)- a Santa Cruz de La Palma. El navío estuvo a punto de ser abordado por una flota de cinco barcos piratas cuando navegaba al oeste de la Isla y lo impidió un temporal con fuerte viento del nordeste que obligó a los corsarios a dispersarse y al navío buscar refugio en la costa de Tazacorte. En esta localidad permaneció fondeado cinco días, tiempo en el que el padre Ignacio de Acevedo, al mando de la expedición, ofreció varias misas en las iglesias de San Miguel y Nuestra Señora de Las Angustias. Allí dejaron algunas reliquias que les había entregado el Papa para la evangelización del Brasil, que era el objetivo de los misioneros. Durante su estancia en La Palma fueron acogidos por Melchor Monteverde, amigo de infancia del Padre Acevedo en Oporto. En la madrugada del 15 de julio de 1570, horas después de zarpar de Tazacorte hacia Santa Cruz de La Palma para cargar provisiones antes del largo viaje que les esperaba, el galeón “Santiago” fue sorprendido por los barcos piratas capitaneados por el sanguinario Jacques Sorés, a bordo del navío de guerra “Le Prince”, en la punta de Fuencaliente. El abordaje se produjo sin piedad y los corsarios perpetraron un atroz ataque, asesinando brutalmente a los jesuitas y a la tripulación. Sus cuerpos, en la mayoría de casos degollados, fueron arrojados al mar. Sorés había intentado un primer asalto en Funchal, pero fue repelido por la artillería portuguesa. José Guillermo Rodríguez Escudero, autor de una publicación referida a este suceso, señala que el Papa Benedicto XIV reconoció en 1742 el martirio sufrido por el Padre Acevedo y los jóvenes jesuitas. La beatificación se produjo el 11 de mayo de 1854 por parte del Papa Pío IX. Hasta el siglo XIX se conservó intacto el cáliz que mordió el Padre Acevedo en su última misa, celebrada el día antes de la masacre, lo que se interpretó como una premonición del sufrimiento que les esperaba. La biografía de Santa Teresa de Jesús recoge que, sin conocer el suceso, la religiosa vio a los mártires ese día “entrar en el cielo vestidos de estrella y con palmas victoriosas”. Los Llanos de Aridane cuenta desde 1975 con una parroquia llamada “Los Santos Mártires”. En la Punta de Malpique, a 17 metros de profundidad y en un lugar muy próximo a donde se produjo el ataque, el Cabildo Insular colocó en noviembre de 2000 cuarenta cruces de piedra para honrar la memoria de los mártires de Tazacorte.

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