martes, 11 de agosto de 2015

Seis obreros mueren a manos de la guardia civil.

Seis obreros mueren a manos de la guardia civil.





La calle Molino de Viento, en el barrio de Arenales (Las Palmas de Gran Canaria), fue el escenario de un suceso que produjo una gran consternación social el 15 de noviembre de 1911. Se acababan de celebrar las elecciones municipales en medio de una grave crisis económica y en un clima de máxima tensión, acentuado por las reivindicaciones laborales en forma de huelgas y manifestaciones, especialmente en el puerto de la capital grancanaria. Un incidente ocasionado por la rotura intencionada, 48 horas antes, de una urna en un colegio electoral de la citada calle, había motivado la repetición de la votación. Aquel día corrió el falso rumor de la detención y encarcelamiento del líder del Partido Republicano Federal de Las Palmas, José Franchy Roca. El bulo provocó la movilización de alrededor de doscientos obreros desde la zona portuaria hasta el céntrico lugar donde se realizaba la consulta electoral. El temor a un fraude con los sufragios encendió la mecha de los incidentes. Las protestas arreciaron a partir de las cuatro de la tarde con el cierre del colegio. Los insultos y, sobre todo, el lanzamiento de varias piedras a la Guardia Civil, que había desplegado un dispositivo formado por 14 hombres, desencadenó los sucesos que terminarían en tragedia. Una de las piedras llegó a impactar contra una ventana del centro electoral. En ese momento, el teniente Juan Abellá Mastrat dio la orden de abrir fuego contra la masa obrera. Las descargas produjeron escenas de pánico, mientras comenzaba la dispersión atropellada de los manifestantes. Los disparos de los subfusiles acabaron con la vida de seis operarios: Pedro Montenegro González, Cosme Ruiz Hernández, Juan Torres Luzardo, Vicente Hernández Vera, Juan Pérez Cubas y Juan Vargas Morales. Algunos de los fallecidos procedían de Fuerteventura y habían emigrado a Gran Canaria para trabajar en el Puerto de la Luz. Informaciones periodísticas revelaron la existencia de varios heridos, entre ellos, tres guardias civiles. Pedro Socorro, investigador de los hechos y autor del libro “Sucesos históricos de Gran Canaria”, recuerda que el teniente Abellá fue procesado y finalmente absuelto tras ser sometido a un Consejo de Guerra dos años después, lo que originó protestas en la calle. El sepelio de las víctimas movilizó a 10.000 personas, que acompañaron a la comitiva fúnebre desde la Plaza de la Feria hasta el cementerio. Los comercios de la ciudad cerraron en señal de duelo.

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