Nació el 28 de mayo de 1875 en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias,
hijo de Juan Cabrera y Josefa Díaz. Cursó la enseñanza primaria en su
ciudad natal. Se graduó de Bachiller en el Instituto de Segunda
Enseñanza de Santa Cruz de la Palma.
Por la mala situación económica de la familia no pudo continuar
estudios superiores por tenerlos que realizar en España. Escribió sus
primeros ensayos periodísticos combatiendo los turbios manejos de la
administración pública, la explotación de que estaban siendo objetos los
obreros por parte de los patronos y la carencia de libertad.
En el año 1893 se inició en la Masonería
y por su constante labor eficiente y valiosa, alcanzó los grados más
altos de la fraternidad. Llegó a presidir el comité de propaganda y
acción masónicas de Cuba en 1921.
Por corresponder a su edad fue reclutado por el Ejército y enviado en 1896 a las Islas Filipinas,
a la guerra que sostenían sus naturales contra España por su
independencia. A su regreso escribió sobre los atropellos cometidos por
el Ejército español, por lo que fue condenado y encarcelado.
Colaboró en distintos periódicos, tales como: “El Memorandum”, “El
Pueblo”, “La Palestra”, “La Luz”, “El Telégrafo”, “El Orden”, “El
Iriarte”, “El Diario de Aviso”, “El Obrero” y otros.
En 1900 tuvo que emigrar a Cuba por sus actividades proletarias.
Escribe en el “Diario de la Marina”, uno de los periódicos más
importantes del país. Vuelto a Canarias es nuevamente condenado cuando censura los atropellos de que fue objeto el pueblo tinerfeño y condenado a ocho años de cárcel por su artículo “Militares y Paisanos”. Más tarde fue amnistiado. A su fecunda labor se debió la fundación de los gremios de Santa Cruz de Tenerife
y de todas las islas del archipiélago, saliendo electo primero
presidente de los tipógrafos retirados y más tarde de la agrupación
regional. Conjuntamente a la labor obrera que realizaba, regenteaba una
poderosa compañía importadora canaria, la Casa Brage y administraba el
órgano periodístico “El Obrero”. Contrajo nupcias en 1905 con Eloisa Gómez, comprovinciana suya.
Emigra nuevamente a Cuba en 1909 y es entonces que conoce al señor Andrés Gómez Mena, rico terrateniente y empresario, quien le ofrece un modesto empleo y seguidamente lo asciende a Jefe de Oficinas del Central Azucarero Mercedita, una de las más importantes empresas de su género en Cuba.
Por el celo y la competencia demostrados, a los dos años fue ascendido a
la administración del central y en 1918 fue nombrado Administrador
General de la poderosa empresa azucarera.
Bien establecido en Cuba no se olvida de las vicisitudes y de los
trabajos que pasan sus compatriotas allende el mar. Se reúne con sus
coterráneos con el objetivo de formar un núcleo numeroso para liberar la
patria lejana. Constituye una agrupación denominada Ateneo Canario con fines artísticos, literarios y culturales.
Fue fundador y primer director del órgano portavoz de la Asociación Obrera de Canarias, El Obrero, y miembro de la junta directiva de la Asociación de la Prensa de Tenerife, creada en 1902. En 1924 fundó el Partido Nacionalista Canario
(PNC) en La Habana y fue su presidente. Ese mismo año salió a la luz
pública el órgano publicitario “El Guanche”, en su segunda etapa, es
escogido para la campaña nacionalista, por el Partido Nacionalista
Canario. Interviene de una manera directa en la vida cubana. Colabora en
el importante periódico “La Discusión” con el pseudónimo de Ecónomo y
redacta muy numerosos artículos sobre materias diversas en distintos
periódicos habaneros y de provincias; publica múltiples folletos;
pronuncia infinidad de conferencias sobre sociología, filosofía,
literatura y política, todo lo cual le capta la natural simpatía y el
aprecio de prominentes hombres públicos cubanos y extranjeros. Hombre de
acción, de sorprendente capacidad para el trabajo, sin abandonar las
tareas periodísticas, ni su polifacética labor intelectual, forma parte
de diversas asociaciones de colonos, del Club Rotario y de cuantas
asociaciones culturales reclamaban sus servicios. El Instituto Nacional
de Previsión y Reformas Sociales lo nombró miembro de la Comisión de
Arte donde realizó una excelente labor.
Fundó el Club “Mercedita” en los terrenos del central azucarero que
dirigía. Por el mismo desfiló lo mejor de la intelectualidad cubana he
hicieron gala de su arte exquisitos poetas, músicos, oradores y artistas
de todos los géneros. Dotó a esta institución con una excelente
biblioteca con más de 6000 volúmenes.
Fundó también una escuela de enseñanza primaria, un preescolar y una
escuela de corte y costura y embelleció los alrededores con magníficos
jardines. Creó un extensísimo y rico vivero de miles de plantas cubanas y
exóticas y fundó y presidió la Sociedad de Amigos del Árbol.
De su peculio personal instituyó un premio denominado “Arango y
Parreño” consistente en medallas de oro, plata y cobre y diplomas para
los niños más destacados de las escuelas de los Municipios de Güines y Melena del Sur. A sus gestiones y aportes se debió la creación del Instituto de Segunda Enseñanza de Güines y organizó la Federación de Bibliotecas de Cuba de la que fue su presidente.
Pero el clímax de su vida cultural lo alcanzó con la fundación de la Revista Cúspide,
órgano periodístico del Club “Mercedita”, una de las mejores de Cuba en
su época. El gobierno cubano por su extraordinaria labor en “Cúspide”
le confirió la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes
en el grado de Caballero, la más importante de Cuba en su tiempo. La
Asociación de Escritores y Artistas de Cuba lo hizo uno de sus más
distinguidos miembros. El Grupo “América” de la ciudad de Matanzas
acordó rendirle tributo de admiración y concederle diploma de Miembro de
Honor. Con tal objetivo se celebró un extraordinario acto en dicha
ciudad el 6 de agosto de 1939,
donde se le rindió un homenaje excepcional. De vuelta a La Habana, ese
mismo día, en fatal accidente automovilístico, quedó truncada la vida de
este hombre ejemplar, llorado por todos los cubanos
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