Ruiz de Padrón, Antonio José (1757-1823).
Religioso canario, nacido en San Sebastián de la Gomera (Canarias) el 9 de noviembre de 1757, y fallecido en Portela de Valdeorras (Orense) el 8 de septiembre de 1823.
Era hijo de Gaspar Ruiz y de Jerónima de Armas. Estudió en el convento franciscano de San Miguel de las Victorias, y luego vistió su hábito. En julio de 1784 embarcó para La Habana, en donde tenía un tío también franciscano, pero una tempestad le llevó a Pensilvania y allí, en la ciudad de Filadelfia, tomó parte en las tertulias y controversias de Washington y Franklin. Así expuso en privado, y repitió en público, sus ideas sobre la necesidad de abolir la Inquisición. Estuvo en Nueva York, Maryland y Baltimore, y finalmente llegó a La Habana, donde defendió sus ideas de abolición de la esclavitud.
Regresó luego a Madrid, al convento de San Francisco el Grande. Manuel Francisco de Jáuregui testifica en 1813 que hacia 1800, en su casa de Madrid, le vio componer la Carta pastoral del obispo de Cuenca Antonio Palafox y Croy (Madrid, 1801) y el plan, también publicado, de conferencias eclesiásticas para aquella diócesis, por encargo del prelado, que era amigo suyo. Pidió permiso en 1806 para viajar por Francia e Italia, pero le fue denegado. Siempre según Jáuregui, Godoy le persiguió, ya que quería hacerle confesar que había dado a Fernando VII la obra de Duguet Educación de un príncipe; pero le protegió el Inquisidor general. En 1808 obtuvo del Papa la secularización, y pudo entonces realizar su viaje.
De vuelta en España en 1810, desempeñó el curato de Quintanilla de la Somoza (León) y ganó por oposición la silla abacial de Villamartín de Valdeorras (Orense). Fue nombrado director del Hospital Militar de Correjanes y vocal de la Junta de Armamento y Defensa de Orense. Elegido diputado a Cortes por las cuatro islas menores de Canarias -Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Hierro-, no pudo tomar asiento hasta el 13 de diciembre de 1811. Allí intervino en contra del Voto de Santiago -no personalmente, ya que por sus dolencias había tenido que ausentarse de Cádiz, pero se leyó su discurso- y presentó su Dictamen sobre el Tribunal de la Inquisición (Cádiz, 1813), al que siguió un Apéndice. El Dictamen se hizo famoso rápidamente: en Santiago, Sinforiano López lo reprodujo a sus expensas. El Procurador del 26 de enero de 1813 puso en duda que el Dictamen hubiese sido escrito por él, pero Manuel Francisco Jáuregui testifica que es su estilo. Ruiz de Padrón publicó también en ese mismo año Monumento de gratitud al pueblo de Cádiz, con motivo de disolverse las Cortes generales y extraordinarias (reimpreso en 1912 por el cronista de Cádiz Santiago Casanova) y un Dictamen [...] proponiendo para regenta del Reyno a [...] Dª Carlota Joaquina de Borbón (Madrid, 1814), dictamen que indica que en materias políticas no andaba tan acertado como en las religiosas.
La reacción de 1814 le originó un proceso, que se inició en julio de ese año y se sustanció el 2 de noviembre de 1815, al ser condenado a reclusión perpetua en un convento. Hallándose enfermo, fray Manuel de San Juan Bautista fue a confesarle; tal confesión, efectuada finalmente ante tres sacerdotes, duró dos largos días: 30 y 31 de diciembre de 1819, y al final Ruiz del Padrón se avino a firmar, el 1 de enero de 1820, una retractación solemne. Poco valor podemos dar a semejante retractación, que sirve sólo para comprobar el sufrimiento moral a que estuvo sometido en esos días. Elegido de nuevo diputado en 1820, esta vez por Galicia y Canarias, optó por la primera de las posibilidades. Intervino poco por su condición de enfermo, y tan sólo dio a conocer un Dictamen sobre los diezmos (Madrid, 1821). Nombrado maestrescuela de Málaga, apenas pudo disfrutar su nuevo cargo, pues habiendo ido a Galicia para recuperar la salud, encontró allí la muerte.
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