domingo, 24 de agosto de 2014

La justicia indígena.

Las leyes eran diferentes en cada isla y según relatan los primeros cronistas, eran extremadamente duras. En Tenerife la justicia se impartía en una plaza pública llamada Tagoror, que también se utilizaba para otros asuntos, y que estaba formada por un grupo de notables mayoritariamente ancianos, achimenceyes parientes del Mencey y gentes de prestigio. Se calcula que sólo en Tenerife llegaron a existir más de 70 tagorores, ya que llego a convertirse en algo más cotidiano y extendido: en un lugar de reunión de los antiguos isleños.

En este sentido el Padre Alonso de Espinosa, en el año de 1594, lo describía de la siguiente manera.... ( todos los canarios) " acostumbraban a tener un Tagoror delante de sus casas, mayo o menor según la calidad y posibilidad de la persona, donde se juntaban sus conversaciones. Y era costumbre que, cuando algún huésped venía, no entraba en casa, sino que se sentaba en el Tagoror y sin hablar palabra, y cuando allí le veían salía el señor de la posada y lo entraban en ella ".

En Gran Canaria existía algo similar al Tagoror de Tenerife pero la palabra que utilizaban para denominar este consejo no ha llegado a nuestros días.
Se sabe que estaba formado por el Guanarteme, el Faycan ( gran sacerdote) y seis Guaires ( capitanes o consejeros del Guanarteme ) y su función era asesorar al Guanarteme en cuestiones relacionadas con el gobierno y la justicia.

Ejemplo de leyes

En Gran Canaria y Fuerteventura aplicaban la pena de muerte a los homicidas y encarcelaban a los que robaban. En el Hierro, a aquellos que robaban se les amputaba algún miembro como las manos o los ojos. En Tenerife se cree que no existía la pena de muerte, y el castigo por homicidio consistía en un embargo de todos sus bienes, para indemnizar a los familiares del fallecido y, posteriormente, se desterraba del menceyato al culpable.
Era una norma muy extendida en todas las islas que a los delincuentes se les cortara el pelo una vez juzgados.

En algunas islas como en Gran Canaria y Tenerife, las mujeres estaban protegidas por la ley: " si os encontrais con una mujer en una zona solitaria, no se les ocurra dirigirle la palabra. Ningún hombre que se precie, ningún valiente guerrero, osará romper el tabú que prohíbe dirigir la palabra a una mujer, en un paraje solitario sin que ella antes lo permita".
En lo que se refiere a las leyes de carácter diplomático o asuntos exteriores, las leyes indígenas no dejaban lugar a dudas, como en la Palma, en donde una ley ordenaba a matar a todos los que vinieran de fuera de la isla.

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