miércoles, 8 de noviembre de 2017

Palabras desde el corazón y el alma, para tí.



Todos las personas que practican el chantaje emocional tienen rasgos en común, “habilidades” que alimentan su conducta de manipulación o de extorsión. Se nutren del miedo, de la culpa, de la obligación para que la otra persona haga lo que desean.
Los chantajistas emocionales dejan de ver a la otra persona como lo que es y pasan a verla como un mero instrumento al que pueden manipular para conseguir lo que desean sin importarles cómo pueda sentirse.
El chantaje emocional utiliza los sentimientos como arma
El miedo que hay detrás del chantaje emocional
En el uso que hacen o intentan hacer de los demás los chantajistas emocionales el miedo suele adquirir un papel protagonista: pueden tener miedo a perder al otro hasta ser rechazado, dejar de tener poder o de cambiar… Pero casi siempre, se trata de eso, del “miedo a perder” (algo o alguien).
Esto puede tener un origen antiguo remontándose a la niñez, por ejemplo. Aunque también puede ser una respuesta automática, la reacción para no enfrentar la baja autoestima, la inseguridad o la falta de confianza en ellos mismos, etc.
Cualquier persona puede ser chantajista, según informan los expertos, dependiendo especialmente del modelo de aprendizaje que haya tenido y de su historial comunicativo. Puede ser más sencillo de lo que se cree que ciertos hechos desencadenen este modo de actuar, como un divorcio, la pérdida del trabajo, una enfermedad, etc.
Con esto no se pretende afirmar que todas las personas que se divorcian, se queden sin empleo o se enfermen sean o vayan a convertirse en chantajistas o manipuladores emocionales, pero lo cierto es que aumentan las probabilidades al existir un hecho que puede actuar como desencadenante.
Cómo te hace sentir un chantajista emocional
De algún modo, cuando una persona comienza a ceder frente a un chantajista el precio que puede llegar a pagar es muy caro. El problema es que no siempre nos damos cuenta de lo que está ocurriendo.
Las personas que practican la extorsión hacen sentir al otro: desequilibrado, avergonzado y sobre todo, culpable. La burla, la manipulación y la falta de acción facilitan que la víctima caiga en la emboscada.
Si bien un chantaje emocional no está considerado como un abuso psicofísico violento, no por ello deja heridas menos profundas, sino todo lo contrario. Cuando convivimos con una persona con estas características, daña lo más hondo de nuestro ser, algo que es más difícil de recuperar que unos cuantos golpes físicos.
¿Cómo saber si estamos sufriendo chantaje emocional?
Para que el comportamiento del otro pueda ser denominado “chantaje emocional” es preciso que cuente con varios componentes. Analizando los límites es más sencillo saber si estamos en una situación de estas magnitudes:
1 – La exigencia
Los chantajistas no siempre expresan con claridad lo que quieren, sino que permiten que el otro “lo adivine”. Pero no es tan sencilla la ecuación, porque le da tanta importancia al tema que la otra persona no tiene más alternativa que terminar cediendo o aceptando esa situación.
2 – La resistencia
Cuando pensamos diferente al chantajista, no se siente feliz, se enoja, hace que el otro se crea responsable por su tristeza. Se resiste a pensar como su pareja, su amigo, su padre, etc. No acepta nada que no sea como quiere o como le gustaría que fuera.
3 – La presión
Cuando se tiene que “enfrentar” a un carácter fuerte es cuando comienza a actuar de una manera más directa o bien esto ocurre cuando le cuesta conseguir lo que desea. Presiona todo el tiempo hasta que el otro cambia de parecer, discute, reclama, llora, grita, se enoja, da igual. La cuestión es que “convence” (no de la mejor manera) de que su punto de vista es el más acertado. Utiliza la culpa y la lástima para continuar con su juego.
4 – La amenaza
Si todavía así no puede conseguir lo que quiere, si ve que sus deseos se chocan con la negativa del otro, comienza a “contar” cuáles pueden llegar a ser las consecuencias por esta decisión equivocada. La amenaza puede ser a través del dolor, de la desdicha o incluso, la muerte. Podrá decir cuánto está sufriendo por esto, que no puede vivir de esta manera, que es mejor separarse, etc
5 – La obediencia
Como la otra persona no desea verlo mal ni separarse de él/ella, cede y acepta la propuesta, la idea, la opinión. Esto no quiere decir que esté de acuerdo o que haya cambiado de parecer, pero simplemente lo hace para no generar más problemas y para que no sufra. Así, se está empezando a ceder terreno, muy difícil de recuperar.     
6 – La reiteración
Si los cincos puntos anteriores vuelven a ocurrir una y otra vez, con un lapso de paz y tranquilidad, es porque estamos en un gran problema. Ya la presión, la lástima, la culpa, echar en cara o el artilugio preferido no será usado para ese tema, sino para otro.
Si te manipula, si te culpa, es chantaje emocional
Y así es como ingresamos en un círculo vicioso del que no se puede escapar. Es vital prestar atención a la primera señal de alerta de chantaje emocional, el primer “si me dejas me mato” o “no podré vivir sin ti”, porque después puede ser demasiado tarde.





No se puede dar lo que no se tiene
Quien no puede ser feliz, no puede dar felicidad,
quien no está cómodo en la vida,
no puede hacer que otros se sientan bien.
Por eso hay personas que contagian su felicidad, así como personas que siempre tienen quejas y dejan tras de si un largo rastro de amargura.
No se puede dar lo que no se tiene.
¡No se puede dar lo que no se tiene!
Cuando se piensa en esta frase, de inmediato pensamos en las cosas materiales que cada cual posee, pero esta reflexión no va de eso, es de aquellas personas que viven siempre en forma triste y maldiciendo su “mala suerte”, porque según ellos todo les sale mal. Personas que siempre desean cosas que no están a su alcance, cosas que otros tienen. Personas que cuando algo tienen no saben apreciarlo y sólo piensan que debieran tener más.
Todo sería diferente si esas personas pensaran por unos minutos que la felicidad y el gozo que se puede obtener en la vida, nos las brindan las cosas sencillas, cosas que siempre están a nuestro alcance,como un amanecer, disfrutar de mirar una flor,de ver reír a los niños o simplemente agradecer lo que la vida no ha dado.
Esa clases de personas, por más que les muestres estas cosas no sentirán nada, no tendrán alegría, y no lograrás hacerles sonreír con aquellas cosas que tú disfrutas. Puedes disfrutar de esas cosas porque estás llena de amor, de ilusiones, de esperanza, te sientes contenta por dentro y eso es hace que seas una persona completa.
-Si tienes amor en tu corazón, puedes dar amor-


Y eso sí que es valioso.
Hay quien pensará que si una persona es feliz, es que no tiene problemas. Pero no es así, claro que tiene problemas, sólo que sabe sobrellevarlos y aunque muchas veces el dolor golpee fuerte en su corazón, por ser una persona llena y plena nada logra anular su felicidad, ni su serenidad para ver la vida. Toma todo lo malo como experiencias y sabe salir adelante aun y a pesar de estos problemas cotidianos que la vida nos da cada día.
Lograr la felicidad interior sucede cuando todo tu ser está en completa armonía con todo lo que eres o haces; y mientras más amor repartas hacia el mundo, más grande se hace dentro de ti a modo que puedes repartirlo a manos llenas. Eso te convierte en una persona bien encaminada, alguien que sabe lo que quiere, que conoce sus metas y hacia hasta donde llegar. Ser así te convierte en una de esas personas a las que todos se le acercan, pues son como un imán a la cual todo se le pega, lo bueno y lo malo… Pero sabes salir airoso, pues te has construido firme y sólido.
Existe ese tipo de personas que no pueden dar porque no tienen nada bueno en su corazón, son pobres de espíritu, no hay alegrías ni amor dentro de ellas; es como un campo árido donde nunca se podrá sembrar, son personas nocivas que viven el cada día amargándose y deseando todo pero no queriendo dar nada. Desgraciadamente hay muchas personas así en nuestras vidas, pueden ser personas cercanas o lejanas, pero siempre hay alguien a quien le cabe como anillo al dedo esta frase: “No se puede dar lo que no se tiene”.
No tiene sentido esperar cosas buenas de este tipo de personas, porque si no saben ser felices, ¿cómo podrían dar a otra persona aquello de lo que carecen?
Por eso en la vida hay etapas que debemos ir quemando para evitar caer en la amargura. Los que viven añorando un pasado, los que sienten que todo el mundo les debe algo, que no es justo que otros sean felices porque ellos no lo son ni lo serán, esos son seres insatisfechos con todo, con la vida, con Dios y con todo el mundo.
Es triste, pero lo mejor es alejar personas así de nuestras vidas, pues de lo contrario, al final terminamos muy mal porque empezamos a ver lo que ellos ven: todo en blanco y negro. – Hay que alejarse-
La vida es alegría, es amor, es dar a manos llenas los talentos que poseemos. Dar amor es un acto que nos hará una mejor persona, única, irrepetible, porque podremos decir “yo sí puedo dar lo que tengo, que no es poco: Me sobra amor, me sobra felicidad. Soy alguien que lucha aun contra la corriente pero derramo felicidad a mi paso”.
Quienes renuncian a las maravillas de la vida y saborear la felicidad de dar amor a otros se pierden en el camino de la tristeza…
Por eso tú siempre sonríe, vive la vida y cuando veas que quienes te rodean te dan muestras de amor y afecto, tu corazón se llenará de gozo.
Eres feliz. Puedes darlo todo…


Creo en las personas, especialmente en aquellas que se les vé algo más que la humanidad.
Aquellas que a veces la gente confunde con ángeles u otras entidades divinas.
Hablo de aquellas que existen en nuestras vidas, que engrandecen nuestro espacio con pequeñas alegrías.
De aquellas, que miran a los ojos porque son verdaderas, que hacen elogios, que agradecen y piden disculpas con la misma simplicidad de un niño.


Personas que no necesitan hacer trampas para conseguir lo que buscan, porque sus deseos se muestran en sus acciones y reacciones, no en sus caprichos.
Personas que van por la vida sin miedo a la oscuridad, que caminan firmes y levantan la cabeza en momentos de completa desesperanza.
Las que se equivocan más veces de las que aciertan, que aprenden más de lo que enseñan, y viven más de lo que sueñan.

Que cuidan de su cuerpo, por que les acompañará hasta el final de sus días.
Que no distinguen entre ricos o pobres, gordos o flacos, negros o blancos.
Personas simplemente personas que no siempre están seguros de todo, pero siempre cumplen.
Transparentes, amig@s, espontáneas y a veces ingenu@s.

Prefiero creer en relaciones basadas en la confianza, la serenidad, la humanidad y la sinceridad. Y creer en aquellos encuentros que nos transmiten Paz y Tranquilidad.

Prefiero creer en hombres y mujeres que reverencian la vida con la misma intensidad que un gran amor.
Que pasan por la tierra y dejan su huella, su recuerdo.
Hombres y mujeres que habitan el perfecto universo y el orden de la existencia...




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