Y entre tus montes y caminos, me perdí. Oí hablar al viento entre tus pinos. Pinos fuertes y robustos que como nosotros tus hijos e hijas sobrevivimos a la adversidad. Camine entre tus caminos y un capirote, cantó y mis emociones, me erizaron los pelos de mi cuerpo. Tu mágica tierra, que en cualquier vericueto ofreces una sorpresa. Tu cambiante paisaje, en pocos kilómetros eres capaz de mezclar, la ceniza, con la negritud de tus tierras. Eres una porción de este planeta, que de tus cenizas eres capaz de generar vida.
He visto como esos vientos alisios dejan en tus árboles como, gotas de lágrimas, perpetuas tu sentir entre tus hijos e hijas.
Tu mi querida tierra, mi querida patria chica que formas parte de mi país Canarias, me has enseñado, a quererte con locura, con arrojó y pasión.
Tu mi querida isla, que ofreces a tus hijos e hijas esa paz y sosiego, donde sentarte en un barranco eres capaz de cerrar los ojos, del sentir de almas ancestrales.
Tu mi querida isla me has enseñado a amarte y respetarse las lecciones que dejaste escritas en nuestros antecesores de generación en generación.
A ti mi querida isla, parte de mi patria te dedicó este humilde escrito, sin dejarme de asombrar cada vez, que salgo a pasear por tus caminos y senderos.
Querida Auara te agradezco por ser mi madre y te doy las gracias por permitirme disfrutar de tu belleza y sin dejarme de asombrar cada día.
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