martes, 5 de julio de 2016

En un día de tristeza.

Podía ser un día, como otro cualquiera.

Pero no hoy toco la tristeza, es buena de vez en cuando, lo malo es cuando se instala en tu vida más frecuentemente de lo habitual.

¿ y que es lo habitual ? Cada uno tenemos unas cuotas de positivismo, esperanza, melancolía, soledad, compañía, risas y lágrimas.

Muchas veces ante los satélites o circunstancias de tu circulo, tu grado de empatía, llega a su máxima expresión y asumes como tuyo, las circunstancias que rodea a tu entorno. El cual muchas veces, sus problemas y alegrías como una bomba de fragmentación, te llegan y pasa a ser una parte colateral.

A veces son la euforia o la frustración las que te tocan en ese momento  y a veces quisieras ser un ilusionista, para desaparecer en un momento X preciso.

Suelen ser los momentos de frustración, de tristeza cuando más quisieras ser ilusionista y desaparecer en ese preciso momento.

Muchas veces, se anida la impotencia, duele cuando juegan con las esperanzas de la gente que te rodean y conforman tu entorno. Creó y afirmo que el descontento si realmente, te importa ese entorno, sufres de manera desmedida y como no eres un ser omnipresente, no puedes estar en todos los lados al mismo tiempo, para poder repartir ese apoyo, ese aliento que se sienta que estas.

Las modernidades, son muy practicas, son herramientas, son comodidad, pero nada puede sustituir al contacto humano.

El contacto incluso el visual, da aliento o sosiego, según el momento y las circunstancias apropiadas.

En fin son cosas, que en un día de tristeza, piensa uno y que plasma, más mal que bien en unas letras.

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