miércoles, 28 de septiembre de 2016

A ti.

Tu nombre, como un cuento de los de centro Europea, no fue como algo idílico desde tu nacimiento.

Te curtió el entorno te enseño a laborar, después de tu obligación, siempre me han admirado las gentes, de los extra, radios del desarrollo, quizás por esa adaptación al terreno, de generación en generación curte el carácter, sin perder la ilusión y la chispa de la viveza de las circunstancias. Tus sueños a mi confesados, es volver a tu Tagaragre natal, ese Tagaragre que en otro tiempo, fue mantenedor de ganados de esta santa Auara. Por eso sobrevivieron esos rasgos físicos de la raza a pesar de la mezcolanza, cabellos, claros y ojos también. Ese frío de injusticias, de terribles inviernos, sin olvidar las obligaciones tanto de educación, como no menos importante de engranaje de la casa, siendo una pieza más, como un reloj suizo, de precisión exacta, para ese poco tiempo, jugar e imaginar en las cosas típicas de los niños. Pues no hay cosa más valiosa, que los ratos entrañables, de esa etapa de la vida. 

A veces hoy ya con tu vida hecha, en un alambre de tu pequeño sustento, añoras  aquellos tiempos, donde nosotros los contemporáneos de esas fechas, éramos los últimos de un gran sufrimiento, de una gran falta de cosas y comodidades o que nos hicieron creer que las eran y poco a poco como el azúcar se diluye en un agua de toronjil, no fue y no es tan bonito como nos prometieron, crearon en nuestra generación, el principio de la individualidad, cuando éramos los últimos de los del pensamiento y modelo colectivo.

Y te distes cuenta que el mundo, como yo sé volvió injusto, impersonal, depredador, este sistema tan bonito, que nos envolvieron, no era sino un dibujo de pintura que cuando, empezó a caer el agua, se desdibujó, de tantos colores que nos lo pintaron, se volvió negro, oscuro.

Supongo que al igual que yo siempre te habrás hecho la misma pregunta, ¿ esto no es con los valores que me enseñaron ? Se los comió ese maldito progreso.

A veces soñarás, con aquellos viajes interminables en guagua a Santa Cruz de la Palma y echaras la vista atrás y verás la realidad actual y dirás cómo digo yo, no era tan malo aquellos días. Ver la profundidad de los barrancos, por San Juanito, tanto a la subida como a la bajada, te curtió aún más el carácter al miedo.

Esos aguerridos choferes, que con testiculina, apenas avances tecnológicos en aquellas guaguas de madera, más de una vez paso por tu mente, "aquí perdemos la vida". Hace tiempo leí, La isla amputada, declaraba abiertamente que la isla se desarrolló en su franja central desde Tazacorte a Santa Cruz de la Palma. Dejando las dos pintan con grandes, carencias de todo, es así y se conservaban, las costumbres más de arraigo en esa amputación, de la que fue hecha. Se mantenía las costumbres muchas antes de la invasión militar. Lo sé mi madre era de Mazo y conocí varias personas de Tagaragre.

A pesar de vender y pintar algo mejor, hoy se envidia aquellas costumbres arraigada en sus ADN.

Pero mirando hoy y la moto que vendieron, lo que prometieron de un mundo feliz se está convirtiendo en un mundo, tenebroso y oscuro que poco a poco se va oscureciendo y se va haciendo más duro que aquellas épocas. Muchas veces dirás en tu interior " quien volviera pa atrás "

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