Roma vive.
Cuando hay un desfile de ricos, incluido algún que otro deportista de elite, formando empresas fantasmas, llevándose nuestro buen hacer en impuestos, en rapiñar nuestros recursos, en corrupción a todos los niveles, Roma aún vive.
Las cosas nimias sin importancia, son las que nos preocupa.
Y a veces cosas como las que pasan que son de trascendencia, para nuestras vidas pasan a un segundo plano, hace escasos dos meses otra crisis, esta vez en los países emergentes, nos puede y seguro que nos llevará a una segunda resección, aún sin salir de está.
Y fácilmente, podríamos tomar medidas cogiendo las riendas, nosotros en pequeñas organizaciones sin ánimo de lucro, con objetivos claros y por el bien común, yo que se cualquier objetivo que nos inquiete, por muy grande que sea el contrincante, se puede al menos hacerle daño.
Buena fórmula esa de la vieja Roma.
Pan y circo.
Así siempre, estaremos quejándonos y pendiente de Pan y Circo, en cualquiera de sus formas y conceptos.
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