JUAN BAUTISTA HERNÁNDEZ. Maestro nacido en la localidad el 14 de abril de 1891, hijo del también maestro, natural de La Laguna (Tenerife) y destinado en Mazo, José María Hernández y de María del Carmen Hernández Rateliffe, natural de la localidad tinerfeña de Tacoronte. Cursará los estudios de Magisterio en la Escuela Normal de La Laguna y, finalizados los mismos, obtendrá como primer destino y con carácter interino la escuela de Tiguerorte, barrio de su localidad natal, a la que llega con tan sólo 19 años. De esta escuela tomará posesión en propiedad, superadas las correspondientes oposiciones, el 10 de mayo de 1916. Hacia 1924 traslada su residencia a la capital palmera donde continuará su labor docente y el desarrollo de sus ideas educativas basadas en una concepción laica y racional de la enseñanza. Al mismo tiempo, hará patente su preocupación por la educación de los menos pudientes, impartiéndoles clases gratuitas, gestionando becas y ayudas en su favor y apoyándoles incluso con su ayuda económica personal. Fue, en definitiva, uno de los introductores, en La Palma de finales de la década de 1920, de las teorías educativas renovadoras en boga. Paralela a su trayectoria personal como educador está su labor como activista político y sindical. "Era -según Juan Régulo Pérez- un hombre liberal, republicano y masón,…". En este sentido fue militante de la Unión Republicana y delegado general en la capital palmera de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza. Tras la sublevación militar de julio de 1936 sufriría las consecuencias de la represión fascistas porque, al fin y al cabo y como bien afirma Manuel Ferraz Lorenzo, "había brillado en la sociedad de Santa Cruz de La Palma por su compromiso republicano en lo político, por la fidelidad masónica en las ideas, por la trayectoria progresista en sus conductas y manifestaciones, y por su talante reformista y renovador en lo educativo". El franquismo le dejó sin titulo y sin trabajo y las difíciles circunstancias le obligaron, junto a su familia, a abandonar La Palma para establecerse en Tenerife desde donde, en 1948, se verá igualmente forzado a emigrar clandestinamente a Venezuela; país en el que continuará con su labor docente hasta su misma muerte, acaecida a finales de abril de 1953. Fue enterrado el 1 de mayo, envuelto en la bandera republicana. Testimonio elocuente de su personalidad son las palabras de su puño y letra, escritas el 28 de julio de 1940, en las que señalaba; "…en mi memoria, salvo la voluntad de mi familia, no quiero más honras fúnebres que buenas acciones y vivir siempre en el recuerdo de los que han sido tan requeridos"
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