Hace tiempo, casi para mi larga vida, el no rogar, el no doblegar, el no hacer la pelota a nadie.
A quien a título personal hice daño, me disculpé, también aprendí eso, antes tenía un orgullo, sin razón.
Pero aprendí y aprendo cada día, me llevó ya a estas alturas de mi vida, pocas sorpresas.
Así aprendí tampoco, el choque de la decepción no me hace tanto daño.
Sin embargo pequeños detalles, el encuentro de un álbum de fotos, se me hacen los ojos agua, recuerdo esos momentos tan puntuales, que se me eriza la piel.
También tengo que decir, que cuando nos aproximamos a nuestra última etapa en la vida, vamos siendo menos condescendientes con los demás, que junto con las cicatrices de los embates de la dura pelea que es esta vida, somos frágiles, pero nos marca un endurecimiento de las circunstancias y pocas personas le dejas pasar las cosas.
Alguien me dijo " tu aguantas poco " aguantó a quien le tengo que aguantar, que son mis hijas y a la familia que elegí yo.
Toda la gente que estuvo en mi vida, les deseo que sean moderadamente felices, algunos lo serán y otros no.
Me quedo con momentos, como el otro día con un amigo que más que un amigo es mi hermano, cuando le leí un escrito que le hice, sus ojos se llenaron de lágrimas después de más de treinta y cinco años de relación, tenemos la confianza suficiente para llorar uno enfrenté de otro.
El truco está en aceptar, a las personas como son, pero conocerlas antes de aceptar y de tener ese férreo compromiso, de ayuda y comprensión.
Pero otras personas, cuando se conocen y ves que no estás ya para muchos cafetales, les permites hasta un límite incluso siendo de tu propia sangre.
Y aquí seguimos, seguiremos hasta que uno queda en fino.
Es esa gente que a pesar de que incluso en ideas son contrapuestas a las nuestras, seguimos queriendo y seguiremos queriendo, pues no albergan en su corazón, ningún interés ningún tipo de pretensión, con la máxima humildad expuesta, agradeciendo en cada momento, el pequeño detalle, también yo lo agradezco, gente que incluso sin ver durante mucho tiempo, nos comunicamos todos los días, no preocupamos nos dan su tiempo en atención, pues no hay nada más valioso que el tiempo. Y eso es
digno de valorar y agradecer.
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