miércoles, 10 de mayo de 2017

Vivir una hora.

Viví ayer una hora, me alegro todas las penalidades que tengo, me pidió y yo le daré, pues el regocijo que vivió mi alma, no tiene precio aunque un valor.
Simplemente eso decir "Pa" y decirme entiendo y voy entendiendo las cosas, recoger los frutos de quien con paciencia, dolor, amargura sobrelleva está ínfima vida.
Pero empezar a ver cómo la madurez va ahondando en ella, es de una inmensa felicidad.
Hablar a través del teléfono, con lágrimas en los ojos, sentidas, para mi fue un día feliz.
Aunque llorará, lo necesitaba. Mis entrañas se conmovieron, me dijo, que bonito fue " Pa si algún día te pones malito, te cuidaré" yo respondí " no mi hija, no tienes ninguna obligación"
Acepto como eres, tan genial, tan irónica, tan, tan, tanto para mí eres esencial.
Acepté y comprendí tus demandas, cedí por no perjudicar, siempre fue mi premisa. 
Seguiré esperando por ustedes y si algún día la madurez llega a otras personas, se darán cuenta de que es injusto por orgullo y no pedir perdón, desgracias hacer cuatro vidas, aunque sinceramente son cinco. Aunque la mía no tenga valor.

Hoy le lleve lo que pidió, contento me quede, satisfecho e inmensamente feliz. 

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