jueves, 17 de marzo de 2016

Ya no podía más.

Era una tarde, de finales de verano, me senté a su lado en un camino, un camino que en otro tiempo, era transitado como pedanía.

Me contaba a través de su palabra con vista cansada, como funcionaba aquellos, tiempos de su juventud, donde muy mala mente, aprendió a leer y escribir.

" A duras penas aprendí a leer y escribir, cristiano. Éramos ocho hermanos, cinco machos y tres hembras y los posibles que entraban en la casa, no daban para vivir"

" Yo era el segundo, por encima de mi estaba mi hermana, Fefa ella como segundo de abordo, me hablaba en lenguaje marinero, mi madre que Gloria este, era el capitán de la casa"

" Mi padre estaba en el monte, jaciendo carbón y bajaba de largas temporadas"

Con sus alpargatas, mecía una piedra en el camino, el pantalón de tergal azul marino, su camisa y un pulover gris, me contaba, como era la vida de su juventud.

" Yo contaba con diez años cuando hubo la guerra de españa y muchas penurias pasamos "

" Atendía bien de mañana el ganado, de los señores, vacas de labrar que poca leche daban"

" Y  con las clareas del día,  atendía la finca de los señores, al peso del mediodía descansaba para comer, ya madre y hermana tenían la comida preparada"

" alguna calabaza o lo que fuera de los señores se desvían hacia la casa "  me decía socarronamente.

" ¡ Ah ! Quien roba a un  ladrón, tiene cien años de perdón"

" En la caída de la tarde allá a las tres y media, que el sol aflojaba empezaba, otra vez en la finca de los señores y como era rápido en mi trabajo terminaba allá a las cinco y media "

" Y una mujer de muy buen corazón, nos daba clase, nosotros siete o ocho, la mayoría muchachos y nos enseñaba a leer, escribir y hacer cuentas "

" Le pagábamos algunos en especie y otros con perras, a la buena señora que en gloria esté "

Su cara reflejaba, la vida dura y amarga de la que a un niño se le roba, la niñez el periodo de juego, como todo animal, el juego es el previo a la cacería.

" Ahí en ese tiempo, cuando tenía tiempo, bajaba a la marea, a ver si respingaba algún peje o una comida de lapas, con Antonio " el negro " y Cho Sebastian, que estaban en la marea siempre"

" Aprendí mucho de Cho Sebastian, sabía todo sobre la mar y me decía " carbonero " la mar se respeta, no se le tiene miedo, pero si se respeta "

" Cho Sebastian nadaba como un peje, pero el me decía que el no conocía a nadie de su familia, que no se había, dedicado a la mar y a las cabras"

" En invierno bajaba las cabra pa la costa en verano las subía al monte, pero a la fresca y antes de el mediodía las bajaba otra vez a la cueva de que la tenía en la costa"

" Agradecido estoy a Cho Juan el padre de Cho Sebastian, siempre compartía un trozo queso seco y una pelota de gofio conmigo cada vez que bajaba a la costa "

"Sebastian hijo, enseña al hijo del " carbonero " al " carbonero" chico a nadar y Cho Sebastian me enseñó, a lo cual quede y quedaré agradecido toda la vida "

Antonio el " negro" no es que fuera negro sino que de estar en la marea, estaba quemado del Sol, sobrino de Cho Juan de un hermano que se derrisco, cuando estaba cuidando la cabras y se mató  y tenía un perro, que lo llamaba.....paro un poco, para recordar, ya la cabeza empezaba a no tener la fluidez de otro tiempo, se llamaba..repitió, surco que fue el mejor perro pa reunir machorras, que estaban sueltas en el monte, pa cubrirlas cuando ya estaban pa macho"

La tarde era despejada, aunque el frío o más refresco de los finales de verano, se notaba ya en la caída de la tarde.

El miró hacia el mar donde habían dos nubes como coliflores, separadas y dijo

" Mañana llueve " yo con mi juventud insultante e inconsciente, esbozo una sonrisa.

" Y me dijo ¿ pones en duda lo que va a suceder mañana ? ¿ Te apuesto una cuarta de vino ? Yo acepté la apuesta.

Al día siguiente llovió y yo, pensé estoy ante un libro de sabiduría popular.

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