domingo, 27 de agosto de 2017

La lluvia ( relato corto )





La fina lluvia, caía en mi cara, mientras recorría, el camino de vuelta a casa, mientras por dentro decía " maldita lluvia no haber empezado cuando y a estuviera resguardado ".
Aligerando el paso, ya la lluvia empezaba a ser más gruesa, ya empezaba a mojar. El camino ya donde habían piedras empezó a tomar ese tono, brillante. Que en una mala pisada puedes, resbalar y caer.

Recordaba el caminó como no, en trasiego lo había andado muchas veces, recordaba que en unos cientos de metros, había una pequeña gazapera que al menos si llovía más, hasta que escampara, al menos un poco.
Llegué seguía aquella pequeña covacha en el camino, la erosión y el tiempo aún no habían acabado con ella.
Me sacudí, intenté secar las humedades que en mi cuerpo, había derramado la lluvia.
¡ Maldita sea no tengo nada seco encima ! Hablé sólo. Mientras pasaba mis manos por mi pelo, para que terminara de escurrir.

Seguí con las manos una y otra vez intentado, sacar ese agua incomoda.
De repente me vino al presente un recuerdo, como disfrutaba de joven, que las frías gotas de lluvia cayeran en mi cara, como había cambiado yo. No era ya tan joven y había perdido esa sensación de disfrutar, mientras llovía, jugando con las gotas que se acumulaban en las capotas de los coches y con los pibes y alguna que otra novia, reíamos y corríamos. Alegré era aquella época o más bien diferente.
Hoy las inquietudes, son otras pero calado hasta los huesos, que curiosidad que te venga a la mente, que sólo tiene en común la lluvia.
Eché la mano al bolsillo y mientras esperaba que la lluvia se disponía  apaciguar o al menos, yo lo esperaba, intentaba encender un cigarrillo. Espero, pensé que la lluvia, no me jodiera el mechero y no puedo encender, el cigarrillo. Encendió al primer toque, en la primera calada, volví a recordar lo que me gustaba, ver la lluvia en otro tiempo a través de un cristal.


Volvió al presente, aquellos rayos que al caer, con sus correspondientes, truenos, mujeres y algunos hombres, se encomendaban a "Santa Bárbara" siempre oías a la viejita del tercero en el bloque de pisos donde vivía, " siempre se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena ".
Recordé la lección de un hombre de campo, curtido en mil batallas, que me decía" siempre cuenta de dos en dos y la mitad de lo que te dé a esa distancia en kilómetros estará la tormenta".
Cayó una gota de agua de mi nariz y fue a parar a el cigarrillo, mientras pegaba una calada, la gota se secaba. De repente cayó un rayo y con la vieja cuenta, supe que estaba a siete kilómetros de mí.
Llovía copiosamente, pero pensé está última calada, tiro el cigarrillo y caminó el kilometro y medio que me queda, liviano aunque me mojé.
Caminé, apuré mi paso en tres cuartos de hora, estaré en casa.
Cuántos recuerdos de jugar con barro a pesar de esa lluvia fría, que calaba hasta los huesos. Pasaban por delante de mí, esos recuerdos infantiles y de la adolescencia, que parecían tan lejos y simplemente fue ayer.

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