lunes, 7 de agosto de 2017

No temer.

Tifawin. Buenos días.  No hace falta, violencia física, ni psíquica, para ganar batallas, sólo hay que ser contundente con la verdad. No podemos perder, nuestro mayor tesoro, el tiempo con la incompetencia, con la mentira, el descrédito, sin solidez de ningún tipo. La cobardía es el arma de los mentirosos, pues cuando saben que tienen la batalla perdida, corren que se las pelan. Cuando  no hay argumentación, toman la huida por bandera.


Va dedicada a todas las personas falsas, hipócritas, envidiosas. Estoy harto de la gente falsa, de quienes se dedican a dejarte mal delante de otros. Estoy harto de la gente que te pone una cara por delante y después otra por detrás, estoy harto de que me sonrían y después cuando me doy la vuelta, por la espalda me apuñalen.

Hay cosas que me sacan de quicio y que consiguen que me enfade realmente cosas que cada vez soporto menos... estoy cansado de la gente falsa, de que se le de tanta importancia a lo que en realidad no importa, de que la gente no se fije en lo que vale una persona, de que se valore el "glamour" y el dinero por encima de las virtudes, de saber que hay gente a mi alrededor que, aunque se crean superiores, no merecen la pena.

Hay una frase muy popular que dice: “No soy monedita de oro para caerle bien a todos”. Lo cierto es que es inevitable encontrarse con personas a quienes les desagrades, sientan celos o quieran arruinar tu reputación. Pero todavía no conozco a nadie que celebre cuando la gente habla mal de su persona. ¿Qué podemos hacer para no molestarnos? No darle al asunto tanta importancia. Si lo que se dice de ti es verdad, por ejemplo si se trata de una falta, tienes que admitirla y, mejor aún, corregirla. Pero si no es verdad, ¿para qué preocuparte? A fin de cuentas, la gente que mejor te conoce no lo creerá.
Los seres humanos somos verdaderamente complejos. Tenemos la tendencia de medir a los demás de acuerdo a lo que vemos por fuera. Hacemos nuestro propio instrumento para medir a los demás, pero muy rara veces lo usamos para medir el tamaño de nuestra propia condición. Sin embargo, debemos recordar que el “metro” que usamos para medir a los demás servirá también para que nos midan a nosotros.









Uno se topa en la vida con seres que lo único para lo que nacieron es para hablar mal de los demás. Siempre habrán seres que van a envidiarnos aunque no tengamos nada envidiable. Pero es así, lo triste es que pasarse el día hablando mal de alguien hace que al final esas personas sean las que terminen sintiéndose mal. Vivir enjuiciando a los demás habla de la mala vida sexual que tienen. Siempre he pensado que a mayor moralismo, menos orgasmos.
¡Es necesario que antes de juzgar a los demás, nos analicemos a nosotros mismos! ¿Por qué la gente tiene que ser tan falsa? No entiendo... No puedo responder esa pregunta, pero lo real es que el mundo esta lleno de gente falsa, gente que se fingen amigos y por detrás te ataca.
Yo conozco personas que pensé que eran buenas pero después descubrí que son unos falsos de mierda, a mi me duele que me usen (como creo le ocurre a todo el mundo), que feo que exista tanta gente así, que te causen tal decepción cuando los creías “amigos”. Está visto que hoy en día no se sabe en quien confiar. Y saben qué es lo peor, que esos hipócritas hablan mal de uno ¡sin motivo! Ese tipo de gente me da lastima. A mi me han fallado unas cuantas personas, algunas las he dado por amigos y lo que intentan a mis espaldas es joderme. Y luego tan frescos como una lechuga, cuando me ven, me saludan y hasta me halagan pareciendo que se interesan por mí.

Todos tenemos amigos y simpatizantes con los que estamos más o menos de acuerdo en la forma de ver la vida, en la forma de comportarse, con los que compartimos en mayor o menor grado una forma de pensar. Estas personas podrán criticarnos pero difícilmente hablarán mal de nosotros. Quienes hablan mal de mi son aquellos a quienes no les gusta como soy. Éstos me juzgan por lo que digo y por lo que hago, pero lamentablemente ninguno de nosotros es tan transparente como para que todo lo que pensamos sea percibido por los demás. Si teniendo una visión parcial de mi no les gusto, menos les gustaría si percibieran la totalidad de mis opiniones sobre ellos, por lo tanto estarían más en desacuerdo conmigo si las conocieran, ergo hablarían peor.

Y vivirán en la confusión, cambiando “la paja” en el ojo del otro por la “viga” que le obstruye la vista. Juzgar a los demás nos lleva a la hipocresía. La persona que juzga se equivoca y se convierte en una persona derrotada. Y ¿cuál es la derrota? La de ser juzgado con la misma medida con la que él juzga.
Las personas juzgan por su iniquidad. Y el juzgar a otros a la final se convierte en un boomerang. Medidos por el tamaño de la lengua.

Si entendieran las implicaciones de estas palabras se abstendrían de usar de una forma desmedida la lengua para criticar a otros.
Sin dudas, no todo el que está a nuestro lado está con nosotros. Esa gente que tiene dos caras, que finge ser tu amigo o estar de tu lado, y luego hace o dice cosas que provocan que salgas afectado, expuesto o tratado mal como resultado de lo que insinúan, son personas desleales, inseguras e inestables. Muy a menudo son personas con recursos emocionales pobres, y que probablemente son individuos infelices. Esas personas son así con mucha gente y necesitan ser tratados de manera objetiva como gentes con las que tienes que tener cuidado.





Yo detesto a la gente con la que me porto bien y a la que ayudo sin pedir nada a cambio y por detrás me critican. Detrás del chisme y las habladurías casi siempre se esconde una mala intención, como cuando se cuenta una mentira para arruinar la reputación de alguien. Pero aunque no lleven esa mala intención, si provienen de un amigo o un conocido al que aprecias mucho, causan dolor.

La gente de dos cara son personas superficiales, de miradas falsas y sonrisas vanas. Siempre creyéndose importantes, especiales. Personas estúpidas, poco profundas, despreciables, falsas y nauseabundas. Todos tienen el poder de decepcionar. A mi en lo particular no me importa lo que piensen (aunque no dejo de reconocer que a veces me cargan), no me importa lo que de mi quieran esperar, no me importa cuantos me odien los que me aman siempre estarán.
En la vida siempre vas a encontrar gente que te rechace. Pensar que todos deberían aprobarte es sin duda un trastorno de personalidad. ¿Sabes cuándo reconocer a quién te teme o te envidia? Cuando no es capaz de hablar contigo de frente sino a tus espaldas.

Hay muchas razonas por las que la gente recurren a la hipocresía y entre las principales tenemos: incapacidad de hacer amistades cercanas, incapacidad de llegar donde quieren en la vida, envidia, estupidez… pero en resumen cualquiera que sea el motivo lo cierto es que esta gente no piensan en lo que hacen y el daño que causan.
Sin embargo me he dado cuenta que aunque quieras vengarte de ellos es mejor no darle importancia porque eso les jode mas. De todas maneras no entiendo porque tiene que haber tanta maldad, tanta manipulación... hay tantas amistades que no son lo que parecen. En este mundo hay gente que hace daño porque es así, porque les parece una buena forma de entretenerse. Me hierve la sangre al pensar en esas personas, por eso creo que mi política de no confiar en nadie sigue siendo válida, porque hasta de quien menos lo esperas recibes una traición. Todos conocemos gente de ese talante. Yo me vanaglorio de no ser esa clase de persona y no lo seré jamás.

Pero sé que aún hay personas que si merecen la pena, personas que les interesa que esté bien día a día, amigos que lo dan todo por verme sonreír y les doy las gracias por su apoyo, sus verdades de frente, las tardes de risas, los abrazos cuando estoy mal, por todo, pero sobretodo por no ser una de esas personas falsas, esas por las que a veces dan ganas de mandar todo a la mierda. ¡Pero no! Hay que reírse y vivir la vida al límite con esas personas que merecen la pena para nosotros.

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