jueves, 17 de agosto de 2017

Mirando.








Tiempo, una palabra tan común pero tan poco valorada al mismo tiempo nuestro valor, más importante.
Un segundo pasado, es un segundo que ya no vuelve más.
Tiempo, eso que en nuestra niñez pasamos en las escuelas, donde por sistemas educativos, puestos por el sistema, no se nos enseña a vivir, a ser libres pensando, a tener nuestro criterio propio, sistema que te impone sus patrones establecidos para que después de haber perdido un tiempo que no vuelve atrás, donde perdimos millones de sensaciones, también ganamos cientos de ellas.
Tiempo, esa palabra que cambiamos por dinero, como autómatas, para conseguir un sueño que nos vendieron y que en la mayoría de los casos, nos serán imposible de conseguir. Desperdiciando, sensaciones que te hacen crecer, como ser humano, aprendiendo de otros seres humanos, aprendiendo de nuestros hermanos animales, aprendiendo de las vivencias que nos da nuestra amada y mal tratada madre tierra.






Tiempo para aprovechar cuando se cruza el sol y la lluvia y nos ofrece la iridiscencia nuestros ojos, transferencia directa a la sensación y apreciación de belleza.
Tiempo el que entregas a otros seres humanos, donde unos son tremenda-mente agradecidos y otros en su desgraciada vida no ven tu tiempo sino el de ellos para conseguir realizarse, sin llegar a nada nunca y sin dejarte llegar a ti que tienes tus inquietudes. Llevándose tú vida, en muchos casos inconscientemente, pues sus argucias son lo suficientemente convincentes, para tapar tus verdaderas ilusiones.




Tiempo, para entrar en los templos del conocimiento, adquirir sabiduría y vivencias que otros vivieron, sintieron, realizaron, situaciones épicas, situaciones de sacrificio por el bien de todos los humanos, como especie. La valentía de algunos en el tiempo, que consiguieron logros en este, sistema tan tétrico planeado.
Tiempo de vivencias de felicidad, momentos plenos pero puntuales, llenos de dolor que se mitigan con el olvido.
Tiempo ese valor tan grande y que tan poco apreciamos o derrochando nos pasamos.
Tiempo ese juez impasible que da y quita razones.







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