lunes, 3 de abril de 2017

Un día de alegría.

A eso de las 6.30 de la mañana recibí una llamada, pero me había acostado, tarde pues la bronquitis aguda, no me dejó meter baza en el sueño.

No lo cogí, seguí durmiendo. Desperté allá a las 09.30, seguí con mis tareas matutinas hice la comida, fui a la compra, las cosas de diario.

Allá alas 2 aproximadamente, volví a recibir una llamada, mi alegría fue inmensa, cuando oí pa.

Mi hija la mayor quería consejo paterno, me hizo su demanda, me infle como un tamborin, una de las únicas, mujeres que le tendré aguantarle todas sus impertinencias y con gusto.

Hablamos, le dije que había tomado una decisión en pos de dedicarme a ellas, son quien merece la pena, más cuando en un prólogo de su tercer libro, me nombró tiernamente. Hizo referencia a nuestro aspecto físico, como de actuación. Esperó que más adelante, consigamos, cambiar impresiones, hay un talento en juego, no es que lo diga como padre, objetivamente escribe muy bien.

Inventa, desarrolla, no es mono temática, es ágil y hace sus historias a pesar, de ser historias de adolescentes, muy amenas y cuidado yo no soy lector de este tipo de literatura. Espero que los golpes en la vida, como a todos nos deja, rastros a ella no le afecte, que evolucione y prosiga en su carrera de escritora.

Después de unos días, ciertamente que se han desarrollado, algo ásperos, la esperanza ilumina mi camino. Menos mal que algun@s que se quejan de vicio, dicen que tienen una vida de mierda. Ya los quisiera yo ver  en este camino. Y yo sin ninguna queja.

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